viernes, 11 de febrero de 2011

BANDA ANCHA: HACIA LOS OPERADORES COMPLETOS

El del desarrollo de la banda ancha es un eje angular de debate en Cataluña y en España desde que se emprendió el reto de la liberalización y de la implantación de redes digitales en el marco de desarrollo de la sociedad de la información y el conocimiento. Tras pasos legisladores en ocasiones desequilibrados, nos hallamos en un punto decisivo, ya que el mercado demanda operadores completos, que ofrezcan todos los servicios telecomunicativos y audiovisuales. Y la coyuntura actual es clave en ese cometido.
Así, uno de los pilares de controversia de este 2011 es la adjudicación del espectro móvil. Para los operadores de telecomunicación por cable, ya duchos en el triple play, un reto cada vez más necesario es ofrecer el quadruple play mediante factura única (unique billing), que siempre genera esperadas economías de escala en el abonado, amén de facilidad de análisis de los ítems facturados. A tal efecto, la consecución de la naturaleza de operador completo, fijo y móvil, depende de la disponibilidad de banda ancha móvil.
La conservación de los topes máximos de espectro para los operadores móviles puede enquistar una situación alejada de las recomendables convergencia y unificación tecnológicas. Tan sólo una compleja unión entre los grandes operadores de cable (Ono, R, Telecable y Euskaltel) para crear una oferta conjunta puede alterar un ecosistema demasiado conservador.
La constitución de sólidos operadores alternativos al incumbente, que desplieguen red de banda ancha (en la medida de lo posible, de fibra óptica) subyacía en las diversas normativas promulgadas a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI. A imagen y semejanza de las estrategias seguidas en autopistas físicas, las autopistas de la información requieren capacidad (si puede ser, garantizada) y pluralidad. Cuantas más vías, mejor. Y la velocidad y la potencia de las unidades de contenido que por ellas circulen dependerán de la calidad y cantidad de las redes (tal como atestiguan las leyes de Gilder, Metcalfe, Amdahl o Drucker). Los operadores de cable requieren de frecuencias de móvil para cerrar el círculo virtuoso. Ciertamente, de cerrarse, ese círculo les dotaría de un gran poder, leviatanesco para algunos. Con todo, de ello se beneficiaría el consumidor final y sobre todo el proceso de liberalización que, prometeicamente, se está desarrollando desde hace años sin resultados satisfactorios si nos atenemos a los datos de diversos organismos.
Así, la OCDE situó a finales de 2010 a España en zona roja en cuanto a redes ultrarrápidas (las capacitadas para transportar más de 100 Mbps hasta los usuarios). Si en penetración y precio de banda ancha los datos ya castigaban a España, en redes ultraveloces (un 0,3% de penetración) la tenaza apretaba más. Corea del Sur y Japón son los referentes a seguir. El camino será largo, pero a la vez estimulante. En una fase de recuperación económica, proyectos largoplacistas y estratégicos de despliegue de infraestructura deben animar las inversiones. La sociedad digital, la sociedad de la banda ancha, pueden actuar como catalizadoras y aunadoras de esfuerzos. De ahí que una carencia se convierta en una oportunidad para los diversos actores del sector. Éstos son muchos; los beneficiarios somos todos.   
En este marasmo de grandes proyectos y desorbitadas cifras (las necesarias para la extensión de las arterias de la sociedad de la información y el conocimiento), unos humildes y añejos actores, los operadores de cable histórico, proporcionan servicio en una miríada de municipios catalanes y españoles, la mayor parte en zonas de costa o de montaña, eminentemente rurales. Esos operadores, que comenzaron su andadura focalizados en el servicio de televisión, se han ido adaptando a las nuevas necesidades de los abonados. En la mayor parte de casos ofrecen el triple play, y están actualizando sus redes. Algunos ya han implantado el Docsis 3.0, que soporta IPv6 y el channel bonding, es decir, el uso simultáneo de varios canales. Ello permite al cable tradicional competir con las redes FTTH, ya que el dowload se sitúa en los 160 Mbps y el upload en los 120 Mbps. Con ello, el cable histórico podrá ofrecer servicios interactivos o de descarga intensiva, como el streaming. De esta manera, en los municipios involucrados, la competencia en autopistas de la información será efectiva. Paradójicamente, la pluralidad de opciones podría llegar antes a esas zonas que a otras aparentemente más jugosas en términos de negocio.
De estos y otros aspectos se tratará en las XVI Jornadas del Cable y la Banda Ancha en Cataluña, que se llevarán a cabo del 10 al 12 de mayo. El evento aborda la banda ancha desde finales del siglo XX y continúa centrado en las claves del desarrollo de la red, un camino tan esencial como laborioso y sinónimo de paciencia. La misma que necesitarán los operadores para ser completos.

Dr. Joan Francesc Fondevila Gascón
Director del CECABLE (Centro de Estudios sobre el Cable)

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