Una
de las interpretaciones positivas de los duros efectos del confinamiento en todos los ámbitos (personal, social, educativo, sanitario o económico, entre otros) para lidiar con la amenaza del coronavirus es la constatación de la solidez de
la red de banda ancha en Cataluña y España.
Las generosas inversiones en redes de fibra óptica y móviles llevadas a cabo en los últimos lustros han dibujado un escenario musculoso de infraestructura telecomunicativa del que ahora se benefician todos los ciudadanos y todas las empresas. Contra la pandemia, las virtudes de la Sociedad de la Banda Ancha han aflorado en su máxima expresión.
La
situación de alarma general y de confinamiento (el 13 de marzo, hace justo un mes, comenzó el confinamiento académico en España; el 15 de marzo comenzó el general) está dejando de manifiesto la
vigencia de la Sociedad
de la Banda Ancha (necesidad de banda
ancha universalizada y garantizada) y del cloud
journalism (actualización y búsqueda constante de nuevos contenidos
virtuales). En unas semanas en las que los sentimientos
afloran en su máxima expresión, hay que asegurar la transmisión de datos.
La tendencia a la digitalización en la
Sociedad de la Banda Ancha comporta una ingente plétora de ventajas que se han puesto de manifiesto con motivo de la pandemia del coronavirus (conciliación vida laboral-vida familiar, sostenibilidad, cobertura en
situaciones de emergencia, mayor rapidez y globalización de mercados,
principalmente), pero también algunos inconvenientes, asociados en general a
Internet y a su cobertura, que debe ser universal a medio plazo. Las zonas rurales son la prioridad: hasta las gallinas de la fotografía deberían poder conectarse.
El ecosistema virtual internetiano cuenta con
una base real, física, sintetizada en leyes como las de Moore, Gilder,
Metcalfe, Amhdal o Drucker, que apelan a la capacidad del hardware: servidores, discos, memorias, routers et altri. En la
Sociedad de la Banda Ancha se está confirmando un crecimiento exponencial del
tráfico de datos. Y ese tráfico es tan necesario que debe garantizarse, ya que
una caída del servicio acarrea disminución en la facturación. Cada segundo en
determinados días del año es sinónimo de ingresos. De ahí que entre creadores
de contenidos y operadores de telecomunicación hayan surgido los acuerdos de
nivel de servicio o Service Level Agreement (SLA).