Las inversiones iniciales para que la
infraestructura telecomunicativa se universalice son enormes. Los operadores
hacen lo que pueden (y el ROI previsible les permite). Las administraciones
públicas abogan por la inversión en este campo, y las over the top en
general (salvando excepciones concretas) se hacen las suecas. En todo caso, la suma entre telecomunicaciones y audiovisual comienza a dinamizar el sector.
La clave de la ralentización de la
inversión en los últimos años, más allá de la crisis, se halla en las ingentes
cantidades involucradas en cualquier operación de este tipo. Para rematarlo, el
break even se da entre los siete y los diez años de media, salvo casos
como los del cable histórico, en los que en ocasiones dos años bastan para
amortizar la inversión y comenzar a recoger.