La Sociedad
de la Banda Ancha, caracterizada por la universalización del acceso a la
red y su carácter garantizado, se configura priorizando los contenidos y la
posibilidad de crear comunidades homogéneas, con engagement en sus miembros, uno a uno, agrupándose triunfales como los troncos de la fotografía, al efecto de facilitar el intercambio
de conocimiento. Si se trata de un medio de comunicación, entramos entonces en
el social
journalism commerce, un potosí a efectos de monetización
y de customización del usuario final.
Para los que nos dedicamos a la docencia universitaria,
los medios y las redes sociales son un aliado, no un enemigo. Es cierto que en
algunos entornos se observa a las nuevas (o no tanto) herramientas digitales
como una amenaza que furtivamente se introduce en el día a día de las aulas. Pero
más que amenaza las redes sociales son una oportunidad, una opción de conectar
con los estudiantes, de interactuar con ellos, de hablar su mismo lenguaje. Hoy
en día, dar clase es como un partido de fútbol: hay que “ganar y dar
espectáculo”, es decir, explicar muy bien y mantener entretenida a la
audiencia. Y eso requiere vocación, arte y en ocasiones un pellizco de paciencia.
¿Cuáles son los aspectos positivos del uso de las redes sociales? En primer lugar, mantener un contacto más o menos constante con los estudiantes. La época (años 80 e inicios de los 90 del siglo XX) en la que el contacto entre alumnado y profesorado se restringía al despacho, y en muchas ocasiones el horario de despacho figuraba simbólicamente y no se materializaba, ha quedado totalmente atrás. Muchos compañeros míos comentan que aquello era un chollo: muy pocas horas de clase impartidas, despacho testimonial, clases tradicionales y casi ninguna práctica, funcionariado casi inmediato con concursos en muchos casos endogámicos (incluso se ha publicado algún artículo científico confirmándolo), sueldo elevado… e incluso jubilación garantizada.
Ahora todo ha cambiado para los profesores jóvenes: muchas
horas de clase impartidas, despacho real y además virtual (hay que responder
con gran rapidez), clases magistrales con flujo audiovisual y muchas prácticas,
publicaciones científicas y acreditaciones por doquier… pero índice de reposición
ínfimo y provisionalidad ad eternum,
sueldo modestísimo… y si hay jubilación
será para comer, con suerte, pan, arroz y espaguetis.
Por ende, la mejor herramienta para interactuar con
rapidez con el alumnado es el correo electrónico o incluso las redes sociales,
sin olvidar la mensajería
instantánea (Whatsapp a la cabeza). Otras ventajas consisten en poder
colgar información sobre el objeto de estudio de la asignatura, promover la relación
estudiante-estudiante y profesor-estudiante, top down y bottom up, incentivar
la participación, buscar
información (especialmente en
la universidad) o alertar sobre fechas relevantes. Ciertamente algunas de
esas actividades se pueden llevar a cabo en el Moodle de cada universidad o de
cada centro, pero la experiencia nos indica que en casos de emergencia una red social
salva situaciones de todo tipo, incluso cuando falla el acceso al campus
virtual, circunstancia que acostumbra a darse en el momento más inoportuno.
¿Inconvenientes? De haberlos, haylos. Por ejemplo,
confundir la separación entre momento de ocio y momento de trabajo académico.
Otras interferencias se pueden producir entre los perfiles (personal y
laboral), en la prolongación de discrepancias (por ejemplo, entre estudiantes)
en el ecosistema digital o en la difusión de información (el derecho a la
intimidad debe quedar establecido previamente y de forma clara).
Una de las opciones más proclives en redes sociales es la
creación
de una comunidad, fórmula sencilla y que aporta valores añadidos diversos. Así,
en según qué coyuntura, permite dar a conocer redes sociales infrautilizadas en
algunos ámbitos territoriales o académicos. Así, Google +, el competidor de
Facebook con sello Google, permite crear comunidades para dinamizar una asignatura
o llevar a cabo prácticas diversas. Para el estudiante, se abre la puerta a
conocer una red social acaso ignota, a manejarla, a aprender y, a largo plazo,
a poderla utilizar en el ámbito profesional. De esta manera, una posible
complicación (como el uso de la red social o la creación de una comunidad en
dicha red) es sencilla de driblar por parte del profesorado, y el acceso se
antoja enormemente asequible por parte del alumnado. El uso de una comunidad en
Facebook o Google + plantea una cierta dedicación de tiempo, la propia de un
curso virtual, como los MooC.
Pero una vez realizado un curso de este tipo, la satisfacción es enorme.
En una comunidad virtual de aprendizaje se consigue implementar
el trío de características clave del entorno digital: interactividad,
multimedia, hipertextualidad, fundamentales en el periodismo
digital del siglo XXI. Se trata de valores añadidos muy difíciles de
conseguir sin una red social. En una comunidad es preciso interactuar constantemente.
De hecho, el profesor debe ser el principal dinamizador, aunque en ocasiones
puede contar con algún aliado en forma de estudiante aplicado y comprometido.
En cuanto al multimedia, es recomendable colgar en el aula vídeos, audios, infográficos
o presentaciones en Power Point o en Prezi. Hemos analizado el uso de esos
recursos en medios de comunicación digitales y, en general, pese a su paulatina
introducción, el resultado es mejorable. La intersección entre Internet y
audiovisual, entronizada por el estándar HbbTV, aporta más
opciones para la educación.
En lo referente a la hipertextualidad,
su uso también es imprescindible en contenidos de una comunidad virtual. En
nuestros grupos de investigación (Grupo de Investigación sobre Periodismo Digital y
Banda Ancha y Grupo de Investigación Sistemas Innovadores de
Monetización del Periodismo y Marketing Digital-SIMPED), hemos creado una clasificación de tipos de enlace en función de
su profundidad semántica, y hemos llevado a cabo numerosas aplicaciones
empíricas, que han dado lugar a gran cantidad de artículos científicos
indexados y capítulos de libro. Hemos aplicado esa taxonomía a medios de
comunicación, aunque se puede extrapolar perfectamente a comunidades virtuales
para poder valorar su calidad. Mantenemos la intensidad del debate en Twitter (@CECABLEresearch), Google+, en
el grupo de LinkedIn, en la página de LinkedIn, en el grupo de Facebook, en Instagram (CECABLE), en Pinterest y en este blog.
Y ahondaremos en las XXI Jornadas del Cable y la Banda Ancha en Cataluña
(mayo de 2016).
En conclusión,
implementar una comunidad virtual utilizando redes sociales implica unas
ventajas y unas puntas de calidad inasumibles en otros entornos, sobre todo los
analógicos. La red social nos conduce a una nueva dimensión.
Molt bones aplicacions!
ResponderEliminarMuy meritorio esforzarse en buscar aplicaciones de redes sociales para estudiantes. Siempre innovando.
ResponderEliminarApasionantes aplicaciones para el ámbito de la educación. ¡Felicidades!
ResponderEliminarInvestigar sobre aplicaciones de redes sociales en enseñanza da muy buenos y necesarios resultados.
ResponderEliminarMejorando la enseñanza utilizando la tecnología.
ResponderEliminarAdaptación al ecosistema del estudiante.
ResponderEliminarBonitas ideas.
ResponderEliminarLos estudiantes, más contentos.
ResponderEliminarEs un sector muy estimulante y muy agradecido. Investigar sobre ello es una gozada.
ResponderEliminarMolt bones recerques!
ResponderEliminarLas redes sociales en el mundo académico las utilitzamos mucho y son de gran ayuda. El mundo online hace que entre compañeros nos pasemos información interesante, y de urgencia a veces. Incluso, la comunicación profesor-alumno es mucho más satisfactoria gracias al correo electrónico que podemos tener respuestas y ayudas en el tema académico.
ResponderEliminarPD: Es muy bonita la fotografía :)
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