La Sociedad de la Banda Ancha se caracteriza
por la universalización del acceso a la infraestructura telecomunicativa y el
carácter garantizado de ese acceso. Y debe ser garantizado porque la
supervivencia inicial y la rentabilidad a largo plazo de los operadores (telecomunicaciones) y los
creadores de contenidos (periodismo, comunicación) procederán de los acuerdos que establezcan para
retransmitir en línea y sin retardos
acontecimientos por los que el usuario está dispuesto a pagar. Ello evitará la
conversión del sector en una commodity.
Para garantizar ese servicio, la fórmula más
extendida es la del Service Level Agreement (SLA), esto es, un acuerdo de nivel
de servicio. Se trata de acuerdos entre una empresa (en este caso, la informativa) y el operador o los
operadores que le dan servicio con el objeto de garantizar el flujo de banda
ancha y establecer penalizaciones si no se produce un correcto suministro.
Esos acuerdos pueden parecer exagerados y
puntillosos, pero en el ecosistema digital no lo son en absoluto, por cuanto
para una compañía de periodismo e información, comercio electrónico o viajes una hora sin servicio puede
socavar las cuentas de la jornada, de la semana, del mes o del año. En días
críticos, la falta de conectividad puede hundir un negocio. Imaginad simplemente
una empresa periodística que retransmite vía micropago un acontecimiento para sus abonados y lectores o una empresa dedicada a la venta de entradas para eventos o espectáculos.
En el caso periodístico, la transmisión es en línea, por lo que la dependencia de la conectividad es total. En el caso de los espectáculos, normalmente esa venta se concentra en pocos días y poco antes del
acontecimiento en cuestión. Un fallo de Internet echa al traste todo el
engranaje. Y eso se paga, a la manera de un seguro, beneficioso o no si coincide con el momento más álgido de facturación o con otro más moderado.