La necesidad de banda ancha es creciente. Los datos que van apareciendo longitudinalmente sobre ello son elocuentes, y serán debatidos del 7 al 9 de mayo de 2013 en las XVIII Jornadas del Cable y la Banda Ancha en Cataluña.
Dos de las claves de ese crecimiento son la movilidad y el streaming. El hecho de que las tabletas y los smartphones sean cada vez más utilizados para visualizar contenidos de vídeo implica más necesidad de infraestructura de red, según un estudio de Bell Labs y Alcatel-Lucent.
Algunos datos invitan a la reflexión. En 2020 los consumidores de Estados Unidos descargarán de promedio siete horas de vídeo al día. En 2012 la cifra es de 4,8 horas. Los contenidos tienden a ser más demandados en la modalidad de vídeo bajo demanda (70% del consumo diario). Y los dispositivos más proclives son tabletas y smartphones.
El flujo de contenidos recibirá oxígeno gracias al cloud. El volumen de contenidos de vídeo disponible en Internet crecerá unas 12 veces gracias a la nube, las nuevas páginas web y las aplicaciones de redes sociales. De esta manera, el consumo de vídeo basado en Internet se doblará cada año y alcanzará en 2020 1,1 Zettabytes. Hay que tenr en cuenta que en 2010 la cifra era de 90 Exabytes.
Los efectos colaterales de ese imparable fenómeno son diversos. Así, las redes IP se acercarán a la saturación si los operadores de telecomunicaciones no lo remedian aportando más recursos y más inteligencia para suministrar vídeo e Internet de alta velocidad. La frontera de las redes IP fijas y móviles tenderá a desaparecer.
En todo caso, es positiva la constatación de que la demanda de banda ancha crece y crece, lo que acaba impactando en la petición de contenidos y la opción de pago por elllos. El mercado debe responder a esa demanda, y con rapidez. No olvidemos que las falsas expectativas no son buenas para los operadores. Éstos deben observar el fenómeno como la mejor oportunidad para descommoditizarse y buscar alianzas con la industria de contenidos.
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