El modelo for free de la prensa digital, metástasis de la esencia internetiana, está cambiando. La industria informativa no puede permitirse que su gran valor, el contenido de calidad, circule gratuitamente, ya que es imposible de esta manera cuadrar los balances. El recurso humano intelectual dedica horas a crear un producto de calidad, y es legítimo que el lector pague por ello.
Precisamente al no ser el intelectual un servicio a vida o muerte (como el de algunos profesionales de otros sectores que "se aprovechan" del dolor, de la emergencia o de la desesperación de los clientes para enriquecerse, algo para reflexionar éticamente y que muchos consideran reprobable) y al plantearse en clave de libertad de elección, adquiere aún más valor. Además, el intelectual, el científico y el cultural son los productos de más prestigio. Si el crossumer elige un blog, un medio de comunicación, una unidad de contenido, lo hace a partir de sus plenas facultades intelectuales, por lo que tiene más mérito atraerlo.
En el entorno pro gratuidad de Internet, el desembarco periodístico ha lastrado posibilidades futuras. Aportar el know how del papel de forma gratuita condiciona los pasos ulteriores. No obstante, comienzan a generalizarse modelos de pago que tratan de reorientar o incluso de rectificar una postura anterior demasiado generosa. Desde el Grupo de Investigación sobre Periodismo Digital y Banda Ancha de la UAO CEU y del CECABLE analizamos y proponemos alternativas y modelos de viabilidad financiera para los medios de comunicación.
Uno de los focos de estudio es cómo se compatibiliza el contenido de calidad y los servicios de búsqueda en Internet, con el paradigma de la googlización. El servicio Google Noticias, más allá de ayudar a divulgar contenidos de los mass media, canibaliza las versiones de pago. Ello ha provocado la revuelta de las asociaciones de editores, con las que Google ha debido negociar. Es reciente el acuerdo de Copiepresse (entidad belga que administra los derechos de propiedad intelectual en representación de los periódicos francófonos belgas) y el Leviatán de Mountain View, que cierra un litigio que se remonta a 2006. El resultado puede convertirse en modelo.
Las publicaciones belgas aspiraban a una tasa por mostrar los contenidos en Google News y los resultados de búsqueda, lo que afecta a los derechos de propiedad intelectual y limita las probabilidades de que los usuarios visiten la web de los diarios. Para Google, el servicio beneficia a los periódicos en tanto que dirige el tráfico a sus sitios. El acuerdo prioriza la cooperación, de forma que ambas entidades vigilarán el pago por contenidos y la distribución en smartphones y tablets. En todo caso, Google no desembolsará cantidad alguna por mostrar contenidos a través de sus servicios, y los medios de comunicación decidirán el contenido a retirar de las búsquedas y de Google News.
Más allá del tráfico que se puede generar mediante los buscadores, el negocio de los medios de comunicación debe ir más allá y debe complementarse con soluciones de comercio electrónico en el entorno social commerce. Los medios de referencia lo son gracias a sus políticas de branding. Ello les genera un alud de visitas y el establecimiento de comunidad. Esa comunidad 3.0 responde a un target o público objetivo bastante definido. Y ese target es el mejor reclamo para la empresa. En esa visión holística se basará la supervivencia de los medios en el ecosistema digital. El proceso será lento pero inexorable. Quien lo sepa interpretar y acaso los followers, se salvará de la criba. Quien no, se diluirá de forma irreversible. El modelo está claro. Y cuanto antes se aplique, mejor para la industria periodística, la industria de contenidos.
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