La expansión de las redes de fibra
óptica es fundamental para llevar a buen puerto uno de los bastiones de
la teoría de la Sociedad de la Banda Ancha: el carácter garantizado de los
contenidos. Así como para la universalización del servicio se requiere una
combinación entre banda ancha fija y móvil, puesto que, si no, el acceso a
zonas rurales se antoja una quimera, en el caso de áreas urbanas o semiurbana
la fibra óptica es la solución mejor dotada y más garantista.
A tal efecto, son diversas las
iniciativas que pretenden expandir
la fibra óptica. De hecho, esta fibra es más que una tecnología. Es una
metáfora. Una metáfora de una sociedad que cabalga convencida hacia la
universalización del acceso a la red, para generar igualdad de oportunidades,
una industria de contenidos defendida a ultranza por las políticas públicas
europeas y una sostenibilidad que necesita el planeta para garantizar que las
generaciones del futuro puedan continuar acercándose al saber a través de
Internet y las inacabables minas de conocimiento que allí se concentran.
La priorización de la extensión de
redes queda tan clara que el gran debata de los organismos públicos es qué
actor debe asumir el liderazgo en esa extensión. Así, desde las administraciones
públicas europeas se considera que, además de los operadores de
telecomunicaciones, son las empresas OTT (Over the Top) (Amazon, Google, Facebook
y compañía) las que deben dar un paso adelante y colaborar con la extensión de
las redes hacia zonas desasistidas. Las autoridades norteamericanas no están
tanto por la labor. ¿Por qué? Sólo hay que repasar la propiedad de las OTT para
hallar la respuesta. Aprovecharse del esfuerzo inversor ajeno para obtener
réditos como proveedor de contenidos es una postura desde el punto de vista
financiero respetable y lógica, pero desde el moral algo reprobable por el
egoísmo que implica. Además, a largo plazo, las propias OTT inversoras se
beneficiaría de la medida: más masa crítica de usuarios = más negocio.
En todo caso, y mientras se resuelve
este trascendental debate, surgen iniciativas positivas para universalizar el
despliegue de la red. Así, en Irlanda del Norte, ESB y Vodafone firmaron en verano de 2014 un
acuerdo (una joint
venture) para
invertir 450 millones de euros en la construcción de una red de banda ancha de Fiber
to the Home (FTTH, Fibra hasta el Hogar) en Irlanda que ofrecerá velocidades de
200 Mbps a 1000 Mbps. Entendemos que son 1024 Mbps, lo que significa 1 Gbps.
Esas velocidades comienzan a aparecer como factibles en el imaginario
colectivo. Los 10 Gbps o los 100 Gbps serán los siguientes eslabones. Aún falta
y al comienzo ese flujo estará claramente sobredimensionado, pero a medio o
largo plazo cubrirá la creciente necesidad del usuario final, no sólo de
empresa, sino también doméstico.
El factor innovador de la iniciativa es que se trata del primer país de Europa que utiliza la preexistente infraestructura eléctrica para implantar la fibra directamente hasta los hogares y negocios con un impacto de 50 ciudades y medio millón de clientes empezando por el área metropolitana de Dublín. Se trata de una bucólica reminiscencia de la tecnología PLC (Power Line Communications), cuya implantación se originó en Alemania y España (Zaragoza, Palma de Mallorca) pero que se detuvo por razones comerciales.
Por tanto, en la Sociedad de la Banda Ancha la expansión de las redes de telecomunicación siempre es buena noticia. Sobre ello debatimos en el Grupo de Investigación sobre Periodismo Digital y Banda Ancha, de la UAO-CEU y el CECABLE, en Twitter (@CECABLEresearch), Google+, en el grupo de LinkedIn, en la página de LinkedIn, en el grupo de Facebook, en Instagram (CECABLE), en Pinterest y en este blog. Y ahondaremos en las XX Jornadas del Cable y la Banda Ancha en Cataluña (5-7 de mayo de 2015).
El factor innovador de la iniciativa es que se trata del primer país de Europa que utiliza la preexistente infraestructura eléctrica para implantar la fibra directamente hasta los hogares y negocios con un impacto de 50 ciudades y medio millón de clientes empezando por el área metropolitana de Dublín. Se trata de una bucólica reminiscencia de la tecnología PLC (Power Line Communications), cuya implantación se originó en Alemania y España (Zaragoza, Palma de Mallorca) pero que se detuvo por razones comerciales.
Por tanto, en la Sociedad de la Banda Ancha la expansión de las redes de telecomunicación siempre es buena noticia. Sobre ello debatimos en el Grupo de Investigación sobre Periodismo Digital y Banda Ancha, de la UAO-CEU y el CECABLE, en Twitter (@CECABLEresearch), Google+, en el grupo de LinkedIn, en la página de LinkedIn, en el grupo de Facebook, en Instagram (CECABLE), en Pinterest y en este blog. Y ahondaremos en las XX Jornadas del Cable y la Banda Ancha en Cataluña (5-7 de mayo de 2015).
¡Gran velocidad!
ResponderEliminarA todo trapo.
ResponderEliminar¡Rápido!
ResponderEliminarRedes a toda velocidad.
ResponderEliminarCuanta más fibra óptica, mejor.
ResponderEliminarAlta velocidad.
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