martes, 2 de octubre de 2012

Avances del e-health en España


El e-health (la sanidad electrónica) es uno de los pilares del Estado del Bienestar digital. Junto al e-learning, se trata de la mejor inversión que las políticas públicas pueden impulsar para vertebrar un país sólido, a largo plazo. Una vez pertrechada la infraestructura de banda ancha, los servicios y las aplicaciones que se crean sobre la red permiten planificar el futuro de la mejor manera posible.
El reciente informe del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) sobre “Los Ciudadanos ante la e-Sanidad. Estudio sobre opiniones y expectativas de los  ciudadanos sobre el uso y aplicación de las TIC en el ámbito sanitario” concluye que las TIC están influyendo positivamente en la gestión, en la implantación e información que, sobre la salud, llega al ciudadano. Según el informe, hay que optimizar la implantación efectiva de diversas aplicaciones y herramientas destinadas a ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes de manera general. En particular, hay que mejorar el tratamiento de algunas enfermedades. No obstante, estos elementos son conocidos por los ciudadanos y reconocidos y valorados por su utilidad para la gestión de su salud.
El documento refleja que Internet puede convertirse en una herramienta esencial para transmitir información al paciente, aunque el nivel de confianza en los datos de Internet es bajo. Para mejorar ese aspecto, los profesionales sanitarios deberían apostar por incluir contenidos en la red, mediante páginas oficiales de centros de salud, o incluso blogs.
Aquí se produce un fenómeno similar al del periodismo ciudadano, que considero simplemente una fuente, muy apreciable y valiosa, pero fuente al fin y al cabo. Lo mismo ocurre con la medicina ciudadana, que genera aportes de personas aficionadas a temas sanitarios, pero que los profesionales del sector (igual que ocurre en el periodismo) deben tratar, filtrar, manejar y ubicar correctamente. Los profesionales del sector deben promover la comunicación y la asistencia mediante los nuevos canales tecnológicos para determinados objetivos, tales como la telerehabilitación, los SMS o los MMS recordatorios o incluso un sencillo correo electrónico. 
Lo que está claro es que el paciente reclama un uso seguro de fuentes de  información adecuadas, y esa solicitud se dirige a los profesionales sanitarios y a la Administración pública, muy engordada, en muchos casos a dedo, durante lustros en España y que debe demostrar eficacia. La creación de puntos de  información públicos o privados, solventes desde la perspectiva técnica y médica, debe proyectar información segura y fiable. En suma, España, pese a los innegables avances en este campo, pide más teleasistencia, más e-health y, al fin y al cabo, más salud digital.

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